sábado, 3 de marzo de 2012

DESARROLLO MORAL

  
     “Los valores morales dependen de la libertad humana” por tanto el máximo valor que tenemos y con el que nacemos es la libertad, pero no la libertad entendida como la NO esclavitud, sino la libertad como una capacidad mental que hay que cultivar.
     Cada vez que hacemos o decimos algo, estamos ejercitando nuestra libertad. Incluso cuando hacemos o decimos algo que no queremos,  bien por conveniencia o porque estamos frente a un dilema, también estamos haciendo uso de nuestra libertad. Y haciendo uso de nuestra libertad adquirimos otros valores que nos permiten hacer coherente nuestro mundo interior - exterior. Supongo que esa coherencia es una de las claves de la felicidad y de la humanización.



¿QUÉ SIGNIFICA SER UNA PERSONA MORALMENTE DESARROLLADA?

     El desarrollo moral es un constante diálogo interpersonal donde el sujeto a través de sus aprendizajes y razonamientos evalúa lo correcto y lo justo y actúa según sus estándares internos, haciendo lo que considera correcto aunque esto en ocasiones le lleve a infringir la norma.



El desarrollo moral de Anita.

     Nada más nacer supe  que mi vida sería un continuo aprendizaje. En mi infancia la palabra NO parecía ser la preferida de los adultos, tanto en casa como en el colegio: - ¡NO hagas esto!, ¡NO hagas lo otro!, ¡eso NO se hace!… incluso cuando estaba con mis amigos por fín ajena a la palabra NO, se llegó a dar alguna circunstancia en la que algún amigo me dijo - ¡eso NO se hace, lo ha dicho mi mamá!. Y debo admitir, que en más de una ocasión acepte ese NO para evitar posibles situaciones desagradables, como: -¡vete a tu habitación y no salgas hasta que yo te lo diga!, o esa rápida palmada en el culo que no sabías ni por donde había llegado.
      Cuando fui más mayor, o al menos eso creía yo, comencé a oír palabras, como siempre provenientes de los adultos, e incluso de mis propios amigos que aunque no sabía bien qué querían decir, me parecía que debía adoptarlas como propias. Pertenecer y participar de lo que me rodeaba, era importante para mí. El “esto está bien” y “esto está mal” o el “hay que ser así” o “hay que ser asá” sustituía el temido NO de mi infancia.
     Manejaba palabras como libertad, solidaridad, justicia, tolerancia, belleza, y sus antónimos por supuesto, y me parecía  tener claro qué modelos debía seguir. Siempre me llamaba la atención que las personas no valoraran de la misma forma las cosas. ¡Lo que está bien, está bien! y eso debía servir para todos, pero estaba claro que no. Por lo visto,  no todo el mundo estaba dispuesto a mejorar el mundo, ni a mejorarse a si mismo, ¿sería que sus procesos mentales eran distintos? o ¿sería que no damos importancia a las mismas cosas?



      Con el tiempo me di cuenta de que esas palabras de mi adolescencia conducían ahora mis actos,  y que me había comprometido con ellas, no eran simples palabras que obedecían a unas normas sociales, eran cualidades que me permitían sentirme más humana y quizá contribuían de alguna forma  a un mundo mejor…

M.V.






4 comentarios:

  1. Esto sí que es una verdadera sorpresa. Este blog tan chulo, me hará conocerte mucho mejor. Te llevo enlazada al Eternauta.
    Un beso
    mj

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    1. ¡¡¡Estoy estusiamada!!! eres la primera visita y el primer comentario, aunque casi me da un yuyu porque pensaba que no tendría visitas, excepto la del profe. Gracias guapa! Un besazo

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  2. Pues aquí va otro comentario: me encanta el título de tu blog.
    Mary Jo V.

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  3. María, María, Maríaaa... ¡Qué grata sorpresa verte estrenando blog! Al final se nos va a pegar todo de la maestra blogera (MJ). Mucha suerte. A ver si logro dejar caer este comentario, que esta mañana ya me he cargado uno.
    Besiños.
    Indy.

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